El papel de la mujer en la historia ha sido en muchas ocasiones ignorado o minimizado, pero no podemos olvidar que el papel que hoy en día tienen las mujeres no hubiera sido posible sin aquellas que en el pasado lucharon por sus derechos. A menudo, miramos el pasado y tendemos a pensar que las brechas de género se superaron hace bastante tiempo, pero la realidad es que personas tan cercanas a nosotros como nuestras propias abuelas enfrentaron grandes obstáculos simplemente por el hecho de ser mujer. Hablando en primera persona, mi abuela no tuvo acceso a la educación, no aprendió a leer ni a escribir…
En cuanto al contexto histórico y social, tras la Revolución Francesa de 1789, España experimentó un cambio significativo, se pasó del Antiguo Régimen donde el poder estaba concentrado en manos de unos pocos, a un periodo liberal que trataba de reemplazar estos principios. El lema principal de la Revolución francesa era “libertad, igualdad, y fraternidad”, es decir, prometía una sociedad más justa. Básicamente defendía la igualdad ante la ley y a su vez la eliminación de privilegios heredado por estamento social, además también la eliminación de la discriminación por sexo. Sin embargo, esto en la práctica no se dio de inmediato y las mujeres tuvieron que esperar mucho más hasta realmente conseguir esa igualdad de derechos.
Durante el siglo XIX, las mujeres tuvieron un papel fundamental en el desarrollo de la revolución industrial en España, aunque esta transformación fue tardía y desigual. De hecho, no sería hasta los años treinta del siglo XX cuando las mujeres empezarían a obtener ciertos derechos civiles y políticos básicos, que les permitirían participar en el modelo democrático que se intentaba instaurar en el país.
Antes de la Revolución Francesa, muchas personas e incluso pensadores ilustrados consideraban que las diferencias biológicas entre hombres y mujeres situaban a la mujer en una posición inferior. De hecho, se esperaba que la mujer se sometiera al poder de los hombres, ya fuera su marido o su padre. Y aunque algunas mentes de la época, incluido el filósofo Jean-Jacques Rousseau, pensaban que las mujeres debían tener derecho a una educación, creían que esta debería centrarse en cuidar y educar a los niños ya que las mujeres se diferenciaban de los hombres en sus "derechos naturales", por ello debían de asumir roles domésticos.
Y es que, a lo largo de la historia, la mujer ha sido vista como un complemento del hombre y a menudo, a pesar de su relevancia su trabajo fue invisible y no reconocido a pesar de su mérito. Trabajaron en el campo, cuidando el hogar y a sus familias, y a pesar de eso han sufrido desde hace siglos la invisibilidad de su trabajo. Esta es una situación que perdura en el tiempo, hoy en día aunque no es equiparable con el pasado, aún existen voces machistas que continúan perpetuando desigualdades que debemos de atajar.
Con la Revolución industrial, las mujeres empezaron a trabajar en fábricas. Pero se debe mencionar que sus salarios eran más bajos que el de los hombres a pesar de realizar el mismo trabajo. Esta diferencia era especialmente notoria en sectores como la agricultura, donde las mujeres cobraban hasta un 50% menos que los hombres por tareas similares. A pesar de ello, las mujeres comenzaron a organizarse y a luchar por sus derechos, destacando figuras como Mary Harris Jones y Clara Zetkin, dos de las líderes sindicales más relevantes. De hecho, ésta última fue una de las impulsoras del Día Internacional de la Mujer, que se celebra cada 8 de marzo en conmemoración de la lucha de las mujeres por la igualdad de género y los derechos laborales.
Desde finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, la educación se convirtió en una herramienta clave para el empoderamiento de las mujeres. Al principio si es cierto que no era concebible que las mujeres y los hombres fueran juntos a la escuela, es por ello que existían escuelas separadas, con programas de estudios distintos. En las escuelas femeninas, se reforzaban las labores domésticas, mientras que a los hombres se les preparaba para participar activamente en la vida pública y laboral. Pero con el paso de los años, las mujeres comenzaron a acceder a una educación más completa, lo que les permitió incursionar en el mercado laboral y participar de manera más activa en la economía. Este cambio fue esencial para valorar a la mujer en el mundo laboral.
A medida que la economía española se moderniza en el siglo XX, las mujeres comenzaron a integrarse en nuevos sectores como los servicios, la administración y, más tarde, la educación y la salud. Este fenómeno no solo les permitió acceder a trabajos más cualificados, sino que también marcó el principio de su participación en el desarrollo económico del país. No es casualidad que en la actualidad escuchemos hablar de más mujeres científicas, empresarias… De hecho los datos demuestran que en 2022, el 54,4% de las personas graduadas en educación superior fueron mujeres, frente al 45,4% de hombres.
Hablar sobre la relevancia de las mujeres me podría llevar páginas y páginas, porque con independencia del sexo que seas lo que si está claro que las mujeres han conseguido mucho a lo largo de la historia. Esto es algo que debemos a aquellas mujeres valientes que decidieron no quedarse calladas y luchar por conseguir todos esos derechos que tenemos hoy. Son esas mujeres silenciadas por la historia y aquellas que perdieron la vida en el proceso, las que merecen ser recordadas. Si no hubiera sido por ellas quizás nuestro mundo hubiera sido diferente.
Las mujeres han jugado un papel fundamental en el desarrollo económico de España, desde su trabajo en la agricultura y la industria, hasta su integración en sectores clave como la educación y los servicios. Su lucha por la igualdad de derechos no solo ha transformado la economía, sino también la sociedad en su conjunto. Sin embargo, a pesar de los avances, en pleno siglo XXI, aún persisten desigualdades de género que demuestran que todavía queda un largo camino por recorrer. El legado de las mujeres sigue siendo una fuerza de cambio que continúa dando forma al futuro de España.
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